Hoy me han dado una noticia feliz. Tiene nombre propio, de cuatro letras, y significa bien nacida y nobleza. Es pequeñita. Y gallega. El nombre que sus padres escogieron para ella está ligado a su tierra. Uxía era ya la alegría de su familia desde incluso antes de nacer. Ahora, que la pueden coger en brazos, las sensaciones se multiplican. Lo sabe bien su abuela, que no deja de recibir enhorabuenas. Hay emociones para las que es muy difícil encontrar una palabra. Es, entonces, cuando cobran importancia los matices, pero solo quiero un término, conciso, que devuelva a sus allegados al pasado 30 de octubre con solo cerrar los ojos. Uxía no quiso esperar a noviembre.
Los nacimientos pueden provocar reticencias. El problema no son los padres ni los niños, es el mundo. Este loco mundo. Esa inevitable alternación de buenos y malos momentos que se escapa a nuestro control. Decía Eduardo Galeano que “dentro de este mundo hay otro posible” y vamos a necesitar de nuevas generaciones, nobles, para comprobarlo.
Un proyecto de la University of East London recopila palabras de distintas lenguas que “ofrecen una forma distinta de ver nuestro planeta”. Primero aparecen las necesidades y ya después su definición. Gigil, ese irresistible deseo de estrujar a alguien querido, está estrechamente ligado a los nacimientos. Nada produce tanta ternura como un recién nacido. Proviene del tagalo, el idioma mayoritario en Filipinas, y está ligado al yuan bei, que es, en chino, la sensación de completa y perfecta plenitud. Siempre quedarán momentos así. Como el del martes. Está en manos de todos nosotros que estos sean los matices que necesitemos.
Por muchos momentos yuan bei, Uxía.
Bienvenida Uxía …felicitaciones a los padres y a esa abuela tan orgullosa y contenta con la nieta..
que sea una niña feliz.
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Efectivamente, la emoción que se produce con el nacimiento de un ser querido es «yuan bei» . Pero con ese nacimiento surge también una responsabilidad y ya no solo por los padres, abuelos y allegados. Todos somos responsables del futuro que dejaremos a las siguientes generaciones.
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Berta muy buen comentario
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Todos tenemos momentos que nos marcan en nuestra vida. Algunos nos enseñan a afrontar riesgos, perder miedos, comprobar que somos capaces de hacer cosas que ni siquiera habíamos imaginado. Otros nos demuestran que hay cosas que no queremos volver a vivir. pero por muy mal que nos hubiésemos sentido, por muy mala que la experiencia haya sido, las cosas ocurren por algo y siempre ocurren para bien.
El nacimiento de un hijo es un acontecimiento que marca la vida, es una mezcla de miedos, responsabilidad y felicidad, cambia tu vida e incluso tu forma de pensar. Con sólo existir y sin saberlo los hijos nos enseñan a amar de forma incondicional.
felicidades a los padres.
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